En los últimos años la disciplina del coaching ha prosperado a escala global como modelo de comunicación interpersonal capaz de cambiar los patrones de conducta mental y emocional.
Son muchas las conferencias y charlas que abordan el crecimiento personal y la gestión de las emociones desde la erudición teórica y recurrente o desde el adoctrinamiento en segunda o tercera persona, pero pocas desde el testimonio propio.
“Me Encanta lo que Veo” surge de la necesidad interna, como coach y ser humano, de querer poner al servicio de los demás las pautas y herramientas necesarias para un cambio transformador y de compartir las experiencias vitales más personales que más me han ayudado durante el proceso, por si sirven de referente o motivación.
De querer comunicar, desde la emoción y en primera persona, no sólo la teoría si no la “práctica” de todo lo aprendido después de desaprender primero. Y de hacerlo desde un formato didáctico propio, más cercano a la disciplina teatral que al ámbito académico, estimulando a la complicidad intimista como valor añadido y diferencia.
“El autoconocimiento es un acto de amor propio y el mayor de los atrevimientos.”
“Aquí a uno le permiten llorar”
“Me encanta lo que veo” no es solamente el título sino la sentencia, firme y veraz, sobre la que se levanta el discurso de esta charla-testimonio (e)motivacional.
Cuando el público se ha acomodado las luces no se encienden para recibir al conferenciante, sino que se apagan, dejando una tenue marca en el centro del escenario. Desde ahí, Diego Jiménez nos conduce por sus vivencias y emociones, haciéndonos comprender así las nuestras.
No se trata de una conferencia motivacional más, donde a uno le fuerzan a ser feliz a base de frases manidas de autoayuda. Aquí a uno le permiten llorar, sentirse triste, hacer introspección y romper con las apariencias y las cargas innecesarias que nos imponemos. Esta experiencia, que no sólo charla, tiene más que ver con el relato, con la sinceridad y con la confesión que ninguna ponencia motivacional. Precisamente, la utilidad y efectividad de la ponencia radica en la verdad y el ejemplo que contiene y es que, ya se sabe, por más que a uno le cuenten las cosas parece que no las aprende sino es a través de la experiencia, propia, o cercana.
— Reseña por Bran Sólo